Remendar. Es un recurso de emergencia. Especialmente de nuestras abuelas, en otro tiempo, con resultados no siempre virtuosos como el “zurcido invisible”.
Y parchar es su sinónimo, que reflejará siempre precariedad y limitaciones.
La pregunta es… ¿desearía esa imagen para su empresa? Definitivamente, no, ¿verdad?.
Entonces por qué se escuchan con frecuencia -en los sistemas interactivos de voz (IVR), pero también en los menús de las centrales telefónicas- un trecho mayor de mensajes con una voz principal y el resto de “prompts”, con voces diferentes.
Un “remiendo”, con otra voz distinta a la principal, lo comprendemos como una acción de emergencia para insertar un nuevo mensaje o modificar alguno, pero que debe ser reemplazado, en el más breve plazo, por las grabaciones con la misma voz original que ya caracteriza a los mensajes de nuestra empresa.
Ya es tiempo de superar el síndrome de la abuelita remendona y del falso ahorro, trabajemos siempre limpiamente, dándole unidad de contenido y de forma a nuestros mensajes telefónicos.
Estemos más atentos a los detalles. Evitemos que nuestra imagen telefónica recuerde esa vieja canción de Los Iracundos: “Mamarracho, mamarracho…” (Hubert Rojas)
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