miércoles, 1 de junio de 2022

EL “COVI”… ¿SIGUE INFECTANDO A LOS TELÉFONOS DE SU EMPRESA?

 




Extraoficialmente...¡terminó el “Covi”!... y la gente se ha volcado nuevamente a las calles.

Terminan dos años de encierro que permitieron a la mayoría de empresas, con razón o sin ella, a clausurar sus centrales telefónicas y a dejar todo a la comunicación celular con sus funcionarios trabajando en casa.

Tiempo terrible en el cual si querías comunicarte con alguien y no conocías su número personal estabas totalmente imposibilitado de hablarle.

¡Termino el “Covi”! Pero muchas empresas no se han enterado y siguen con sus centrales telefónicas abandonadas y con mensajes grabados que te indican marcar tal o cual anexo o “el 0 para la operadora”, pero nadie te atiende.

Es más, algunas empresas han suprimido la central telefónica para comunicarse con el área administrativa y únicamente atiende con los consabidos speech robotizados a través de sus call center.

En otras palabras, el “Covi” no solo ha infectado y matado seres humanos sino especialmente una sana política de atención y relación de las empresas con sus diversos públicos.

El llamado “distanciamiento social” ha sido (y aun es) más grave entre las empresas y el público.

Los call centers, particularmente para la venta, han seguido funcionando, hay que reconocerlo. Pero no todo es vender.

Las empresas son organizaciones económicas compuestas por seres humanos que constituyen la red neuronal de la sociedad, que con sus productos y servicios cubren necesidades de toda la comunidad de un país, pero, al parecer, el “Covi” ha producido además un “alzheimer” de valores, RR.PP. e imagen institucional.

Nos hemos convertido en una sociedad de mercachifles donde solo interesa vender al público al que ni siquiera tomamos en cuenta cuando quiere comunicarse con nosotros.

¿Ha ocurrido y sigue ocurriendo esto en su empresa? Usted tiene la palabra. (Hubert Rojas)



TECNOLOGÍA… ¿ESA "MALDITA" PARED?

 


La tecnología de comunicación debe servir para eso, para comunicar.

No puede ser una barrera para impedir que el público pueda hablar directamente con los funcionarios de una entidad o una empresa.

Equivocadamente algunas organizaciones se parapetan, por ejemplo, en los IVR (Sistemas Interactivos de Respuesta de Voz) que brindan mensajes pregrabados y derivan a telefonistas que responden con un speech rígido, a través de quienes es imposible encontrar la información que se necesita para otro tipo de atención e información.

Y más grave aún, que entidades, incluso financieras, oculten el número telefónico necesario para hablar con los funcionarios de la entidad y solo brinden un servicio de call center para la venta de servicios y algunas consultas operativas muy puntuales.

Si a una empresa le interesa su relación con el público y establecer con él una relación de empatía y confianza, debe usar la tecnología para hacerla más fluida y cordial.

De ninguna manera la tecnología puede actuar como una barrera infranqueable para el público; no puede ser "esa maldita pared".(Hubert Rojas)