jueves, 23 de julio de 2020

EN TIEMPOS DE PANDEMIA: SIN EMPATÍA TELEFÓNICA, NO HAY FIDELIDAD DEL PÚBLICO

Empatía es ponerse en el lugar del otro. Es la capacidad y la voluntad, por tanto la intención, consciente, de querer sentir lo que el otro siente, valorando al otro como a si mismo.

Indudablemente, esto se da en la relación cotidiana que establecen las personas, pero no solamente allí. También necesita darse en la relación entre las empresas y sus diversos públicos, porque, finalmente, qué es una empresa, sino también un colectivo de personas alrededor de una actividad económica.

La empatía es una actitud valiosa. A su influjo las personas se sienten aceptadas, comprendidas y experimentan una sensación de compañía, de cálida humanidad que los acoge.

Vivimos tiempos de pandemia y de distanciamiento social. De necesario y preventivo distanciamiento físico, pero no necesariamente, y no debe serlo, de distanciamiento emocional y afectivo.


Pero en la realidad qué está ocurriendo. Las personas llaman a las empresas y en muchos casos los funcionarios no se encuentran presentes físicamente porque están trabajando a distancia. En algunos pocos casos, las telefonistas – cuando tenemos la suerte de que estén atendiendo – nos proporcionan el celular de la persona con quien queremos comunicarnos, pero son las excepciones. La mayoría de las veces los teléfonos de las empresas timbran, o contestan, pero sin atención, ni respuesta efectiva.Y cómo traduce el público esta situación: como indiferencia y desinterés. Es decir como una absoluta falta de empatía de la empresa con su público.

Estamos viviendo momentos de angustia e incertidumbre. El público necesita sentirse acogido y atendido con interés y detalle. La crisis sanitaria ha obligado a cambiar las formas de trabajo y los mecanismos de atención de las empresas que deben ser cuidadosa y respetuosamente informados al público.

Pero muchas empresas siguen actuando como si no hubiese pasado nada. Persisten los silencios en los números de atención telefónica o continúan escuchándose viejas grabaciones, con voces improvisadas y destempladas, desactualizadas, que no dicen nada de cómo está operando la empresa en estas circunstancias. Situación de descuido que acentúa y profundiza el desconcierto de las personas, su desazón, su sentimiento de orfandad y de abandono - ya no solo por muchos servicios vitales que no funcionan o han colapsado - sino también por esa empresa que demuestra, con su desatención telefónica, que no le interesa el público que llama.

En esta hora, tan importante para la reactivación de los negocios, la voz que conteste el teléfono de su empresa - y no solo lo que diga, sino cómo lo diga - debe ser una preocupación central para usted.


Convénzase. No hay fidelidad del público, sin empatía empresarial, sin mensajes telefónicos bien pensados, bien dichos y cuidadosamente producidos. (Hubert Rojas) (imagephone@gmail.com)