miércoles, 7 de abril de 2010

El teléfono: tesoro olvidado


Nuestro negocio siempre fue la publicidad. Creamos campañas para entidades financieras, compañías de seguros, libros, productos veterinarios…en fin, hasta que un día una importante farmacéutica nos pidió producirle sus mensajes telefónicos.

Eso fue en los años 90 y aquí estamos. La imagen telefónica es un concepto aun nuevo para las empresas. Con honrosas excepciones cualquiera atiende la central telefónica. A veces hasta el vigilante de seguridad, cuya valiosa función es otra.

Hasta ahora en muchos casos llamar a una empresa nos sirve para conocer el estado de ánimo de la telefonista, cómo se levantó hoy o si se peleó en casa, pero no el perfil, el posicionamiento “craneado” por los estrategas de marketing.

Aun las grandes campañas publicitarias son para verlas en las vitrinas de la TV , pero su espíritu, su concepto, no entra a la empresa.

La misma empresa que invierte ingentes recursos en la venta de sus productos y en esa imagen “de domingo”, sofisticada pero lejos de la impresión cotidiana. Lejos de la imagen real que tiene el público de ella cuando llama por teléfono o es atendido por algún empleado o funcionario.

El teléfono tiene sus formas y su propio lenguaje. Transmitir jingles publicitarios no es su función. El teléfono es un medio de relación personal, como un apretón de manos o una sonrisa.

Por ello, todavía el teléfono - con perdón de la tecnología de punta -sigue siendo el tesoro olvidado de las empresas. (Hubert Rojas)

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